miércoles, 27 de julio de 2016

Pregón de las fiestas de Santiago (Degaña) 2016

Pedro Fernández González, pregonero de las fiestas de Santiago 

Vecinos y visitantes,
aquí estamos otro año,
en la villa de Degaña,
para celebrar Santiago.

Cuando el Santo me encargó
que os leyera el pregón
se me nublaron los cielos
al verme con tanto honor.
¿A quién pido yo socorro,
que me ampare en este trance?
Y pensé en quienes nos miran
desde el cielo,
que vinieran a ayudarme.
Los llamé a través del móvil,
(ahora lo tenemos fácil);
y si los antepasados
me contaron sus afanes,
así os los cuento a vosotros,
no seré yo quien los cambie.

Os miramos desde el cielo,
eiros de Valdesantiago,
para hablaros de las cosas
que queremos recordaros.
Sabéis que la vida enseña
los errores cometidos;
es tan fácil el rencor,
tan difícil el olvido…
que tenemos que aprender
a compartir el camino.



Los tiempos cambiaron tanto
que El Grandizo es un zarzal,
y La reguera los Oiros
nadie sabe donde está;
y que decir de los bálagos
del chano, de vicharín…
que nadie corte una escoba,
que molesta al xabaril.
Andábamos tras las vacas 
desde La Silva al Pradón;
ahora no tenemos vacas,
tenemos colesterol.
Tampoco os quiero engañar
de cómo marchan las minas:
están como nuestras vidas.
camín de Las Moroquinas.
En estos últimos años
todo pasó a mejor vida,
¿qué será de nuestros jóvenes
si dejamos un futuro
cuesta arriba?
Si no nos quedan las vacas,
si no nos quedan las minas,
habrá que fincar los codos,
que es la única salida;
para eso nuestros hijos
son listos como el que más
sólo hay que poner un poco
de voluntad.

¡Cuántas veces discutimos
por cuatro palmos de tierra,
o por una presa de agua,
que ahora están dando escobas
y nosotros criando malvas!
Por eso nos reconforta
contemplar en la distancia
que de nuestras diferencias
no hay constancia;
que los nietos olvidaron
aquellos palmos de tierra
que nos enfrentaron;
que hoy bailan y se divierten
al son que manda Santiago,
y hasta pueden comenzar
con el tiempo
parejas que traigan aires
de largo aliento.




Así pues, a divertirnos,
para celebrar Santiago,
que para penas y lloros
ya tenemos todo el año.
¡Venga el vino y el curdeiro,
venga a Marinán Santiago,
rock and roll para los jóvenes
y pa los mayores tangos!
Tampoco olvidéis la jota
ni el baile de la muñeira,
porque el pueblo que abandona
la forma de divertirse
se vuelve huraño, antipático,
agrio, desabrido y triste.
Que los danzantes no olviden
cómo se cruzan los pasos
y que los viejos enseñen
la forma de no olvidarlo.
Que sigan cantando el ramo
mujeres que bien lo cantan
y que el tractor traiga vino,
jamón,  empanada y gaita
Viva Santiago y su fiesta,
que vivan los congregados
y que el Santo nos espere,
que bien pronto pasa un año.

¡VIVA SANTIAGO!
¡VIVA DEGAÑA!

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