“Ni la nieve, ni la lluvia, ni el calor, ni la oscuridad de la noche impiden a estos mensajeros llevar con celeridad hasta completarlos los repartos asignados” Éste lema, tomado del capítulo 98 del libro VIII de la Historia que escribiera Herodoto y que figura en el frontispicio del edificio de correos de N.Y, bien pudiera figurar también en la oficina de Zarréu.
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