¡Cómo de entre mis manos te resbalas!
¡Oh, cómo te deslizas, edad mía!
¡Qué mudos pasos traes, oh muerte fría,
es con callado pie todo lo igualas!
(Quevedo)
Somos lo que se ha ido acumulando en nosotros -año tras año o siglo tras siglo- y ,para mí al menos, la mejor formulación poética de esta realidad, es la de este gran poeta asturiano:
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